Director de la Asociación de colombianos en Venezuela. La violencia en Colombia lo obligó a desplazarse a Venezuela en el año 2004.
—Hoy, en Colombia, hay una consigna que corre de boca en boca y que está pintada en paredes y pancartas: “Nos están matando”, ¿Por qué ese grito?
—Es el grito de una historia acumulada de violencia, que plena un desasosiego, en más de nueve millones de víctimas; de cerca de 8.900.000 de desplazados internos, 500 mil refugiados; cerca de 12.500.000 colombianos en el exterior y la cifra de muertos que superan los 300.000; más 73 mil desaparecidos que son al menos los que tienen denuncia. En Colombia el país político, no conoce el país nacional, un país nacional de regiones extractivistas y cocaleras donde el pan de cada día es la muerte en el afán de la acumulación y el despojo, reflejado sin duda alguna en la muerte de líderes y activistas de los derechos humanos que no buscan otra cosa que mejorar las condiciones de vida en sus regiones y parar la guerra, haciendo cumplimiento a la razón y acción de la palabra, que hasta la vida misma ofrendan por la defensa de ella, en un pueblo que llora enlutado su suerte apocalíptica de la que no se apiadan los asesinos gobernantes.
—Con Juan Manuel Santos se alcanzó un acuerdo de paz, incluso le permitió ser el Premio Nobel de la Paz, ahora ¿qué ha pasado con ese acuerdo?
—Los acuerdos entraron ya en la recta final con la llegada de Iván Duque, desde el 7 de agosto de 2018 embrionaron el hacer “trizas el acuerdo” y esta etapa es la “necesaria” para aumentar el pie de fuerza por parte del gobierno y del cogobierno (paramilitar) en las zonas donde existió presencia de guerrilla; estas zonas hoy son disputas por el control geográfico entre paramilitares y las FARC, Segunda Marquetalia y el Ejército de Liberación Nacional ELN, y entre ellos las comunidades organizadas que reclaman el cumplimiento de los acuerdos, que son la base de una plataforma de mejoramiento para sectores de la sociedad colombiana como el agrícola, que vio truncado el acuerdo en la reforma agraria rural integral propuesta y firmada con el Estado Colombiano.
—El Expresidente Uribe sigue detenido en su finca, sin embargo todo parece indicar que pronto saldrá en libertad, y su mayor defensor es el presidente Iván Duque, ¿la justicia en Colombia es independiente del poder ejecutivo?
—La justicia Colombiana, no ha sido independiente del poder ejecutivo, aunque las campañas de los medios masivos así lo señalen, las decisiones tomadas desde la Corte Suprema de Justicia, en su Sala Penal, es el cobro de un sector del gobierno estadounidense-Juan Manuel Santos y empresarios cansado del Centro Democrático, que necesitaban cobrarle a Álvaro Uribe Vélez –AUV– su “reinado” de muerte, y no porque les duelan, sino porque sus intereses se han visto afectado desde el surgimiento de la figura de AUV. Por ello envían el mensaje con la máxima corte de que nadie está “ por encima de la Ley” y nadie puede rebelarse ante ella. Desde el presidente Duque hacia abajo el gobierno tiene una justicia acomodada a sus intereses, iniciando por el Fiscal Barbosa, quien tiene hoy en sus manos decisiones que podrían cambiar el rumbo de los procesos abiertos contra AUV.
—La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, dice que la migración venezolana es un problema, ¿por qué, si aquí nunca ha sido problema la llegada de más de cinco millones de colombianos?
—Los tiempos de las corrientes migratorias colombiana a Venezuela, no fueron documentadas, preparadas ni con puestas en escena internacional, por cuanto el interés era el de atender a los que buscaban refugio, protección internacional y trabajo sin el gran show mediático que hoy se hace con la migración venezolana en Colombia. Los tiempos eran otros y los intereses los mismo y tradicionales de la oligarquía bogotana en el poder, dividir y dividirnos para administrar el control de las riquezas de los hermanos venezolanos. Para Venezuela y para su pueblo nunca ha sido un problema porque nos vieron a los migrados de origen colombiano con ojos y sentimientos de hermano, mientras que la dirigencia política tradicional colombiano ve a los venezolanos como “vecinos” los cuales tienen un valor agregado frente a los intereses de los dominantes.
—Colombia fue certificada en la lucha contra las drogas por los Estados Unidos, sin embargo todos saben que es el mayor productor de cocaína, ¿cómo se explica?
—La “certificación” es una muestra clara del paquete accionario que el gobierno de los Estados Unidos (EEUU) tiene para mostrar frente al gran negocio del narcotráfico. Colombia produce y los Estados Unidos no solo la consumen con sus 50 millones de adictos, sino que administran el proceso de la producción del alcaloide y su transporte hasta el norte, por ello debe entonces EEUU garantizar que el negocio continua y tienen el control absoluto, lo cual es cierto ya que el 93 % de la producción del clorhidrato de cocaína que se produce en Colombia es llevada a su territorio, y el control de la lucha contra el narcotráfico es otra falacia, ya que necesitan de la coca en Colombia para hacer control social negativo y presentar resultados con sus certificaciones que no muestran disminución en la producción.
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RETRATO HABLADO
“Creo que la OTAN es en sí misma un criminal de guerra.” Así lo dijo Harold Pinter, uno de los dramaturgos más destacados del mundo. Y después, cuando ganó el Premio Nobel de Literatura, en el año 2005, y dio su discurso, dijo: “La verdad tiene que ver con la forma en la que Estados Unidos entiende su papel en el mundo y cómo decide encarnarlo”. Y atacó la política exterior de Estados Unidos. El apoyo a Somoza en Nicaragua y luego el apoyo a los contras para derrocar el gobierno sandinista. Fue un verdadero militante. Amante de la paz. Pinter se enfrentó a la Guerra del Golfo de 1991, y a la campaña de bombardeos en Yugoslavia por la OTAN en 1999 durante la Guerra de Kosovo, la Guerra en Afganistán de 2001, y a la invasión de Irak de 2003. Escribió muchas obras de teatro: “He escrito veintinueve obras y creo que probablemente sean suficientes”. Sus obras: Escuela nocturna y El amante, lo llevaron a convertirse en uno de los abanderados del teatro británico. Nació el 10 de octubre de 1930, en Hackney, Reino Unido. Y murió el 24 de diciembre de 2008, en Londres.
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