Bogotá, 9 de julio de 2020.- Lo ocurrido la mañana del lunes en Tasajera, mantiene interesada y consternada a la sociedad colombiana. Poco a poco se van revelando detalles del drama humano que sufren los protagonistas directos e indirectos de esta tragedia.
Uno de esos aspectos es el drama de la búsqueda de los seres queridos entre las víctimas que cifras oficiales fijan en unos 75.
Desde el primer día, todos tenían la esperanza de encontrar a sus familiares queridos; vistos por última vez junto al camión cisterna; en alguna clínica tratándose quemaduras. Pero para algunas familias, esa posibilidad se ha ido reduciendo con el paso de las horas y los días; pues no están en ninguna lista de las entidades oficiales.
Es el caso de los familiares de Juan Carlos Robles Maldonado, un vendedor ambulante; que fue visto por última vez por un amigo, cargando unos recipientes vacíos, hacia el camión cisterna antes que explotara. Su esposa Amparo Hernández, lo buscó con constancia en las clínicas de Ciénaga, Barranquilla y Santa Marta; y finalmente se ha resignado a esperar que Medicina Legal, le anuncie que es uno de los siete calcinados en la tragedia.
Amparo pide a los medios, que exija a medicina legal, que se agilice la identificación ADN; de los cuerpos calcinados, y poder así dar el último adiós a su esposo. Ella expresó a los medios “Ya no aguanto un día más, necesito que alguien me confirme si mi esposo está muerto; y si es así que me entreguen su cuerpo para despedirlo como se merece”.
Otro aspecto dramático, es el de la pobreza de los habitantes de Tasajera. Para esta comunidad, las víctimas que dejará este suceso se convertirán en el símbolo de la miseria eterna y la orfandad institucional que sufre Tasajera.
El debate de la sociedad colombiana
Tasajera es un caserío donde reina la basura, y falta de servicios. Sus habitantes dicen ser desplazados del conflicto armado en Colombia, y afirman ser víctimas de un Estado que les ha abandonado. Esta sería la opinión de columnistas como Catalina Ruiz-Navarro, quien dice que:
“Los comentarios en redes sociales han dejado ver una suerte de clasismo punitivista muy colombiano. Lo que se dijo (…), es que los habitantes de Tasajera saquearon el camión de gasolina no por las condiciones de precariedad extrema en que viven; sino por una especie de falla moral colectiva, que es “oportunismo colombiano”, “falta de solidaridad” y se llamó a tener “tolerancia cero con los delincuentes”. Esta dichosa tolerancia cero es, por supuesto, relativa: cuando son los ricos los que roban, si mucho reciben casa por cárcel. La diferencia entre robar por necesidad o por avaricia se nota en la desesperación. Los grandes ladrones de este país que roban los dineros públicos no tienen que arriesgarse a ser quemados vivos cuando lo hacen. Y hay que decir también que son esos robos sistemáticos e históricos los que tienen a Tasajera en la completa miseria”.
Pero esta opinión de Ruiz Navarro, tiene muchos críticos. Tasajera es famosa por ser la residencia de personas acusadas de numerosos casos de asalto y robos a vehículos en la troncal donde ocurrió el accidente. La empatía de Ruiz, no ha tenido eco en quienes dicen estar cansados de los constantes accidentes “misteriosos” que ocurren en esta vía; y de los robos que algunos matizan llamándolos “saqueos”.
Críticas a los habitantes de Tasajera
Para un sector de la sociedad, la dificultad económica no justifica el asalto de vehículos en las carreteras; ni el robo a las personas y vehículos accidentados. Eduardo Martínez, vecino de Santa Marta, dice; “Se entiende que es difícil la situación de quienes viven en sitios como Tasajera, pero son ellos los que han creado ese entorno. Son ellos, por ejemplo, los que lanzan basura en la ciénaga junto a la que viven. No es el Estado el que va a lanzar la basura. Y en cuanto al robo de vehículos, es injustificable”.
Esta opinión, es parecida a la de Melissa Martínez, una reconocida periodista y presentadora colombiana; quien criticó duramente en Twitter a las personas que estuvieron en el momento de la tragedia. Melissa dijo:
«Es una cultura maldita que tiene años en ese pedazo de la vía; en donde nadie puede accidentarse, vararse ni detenerse por ningún motivo, pues lo llegan a robar; por eso estaban aglomerados y por eso ocurrió esta tragedia dolorosa con decenas de afectados». «Muerte y dolor», dijo la presentadora, refiriéndose a la manera en que roban a los conductores mientras recorren vías de Colombia.
El debate se mantiene en las redes sociales, mientras el drama de los habitantes continua. El presidente Iván Duque dijo esta semana que tomara acciones especiales en este caso. Los habitantes de Tasajera, esperan que parte de esas acciones sean para ayudar a esta comunidad.
Las voces de los habitantes
La repentina notoriedad de Tasajera es aprovechada por vecinos preocupados para solicitar ayuda al gobierno central. Ayer con motivo de la llegada del cuerpo del joven James Alberto Carbono; los habitantes mostraron pancartas en memoria del fallecido, y en llamado de atención al Estado colombiano. “James representa el hijo del pescador abandonado por el Estado”, decían uno de los carteles; “Necesitamos centros de educación y no corrupción”, decía otro.
También se referían a los muertos y heridos en la explosión asegurando que “son jóvenes humildes, salieron a buscar su comida, la mayoría son hijos de hogares separados, los jóvenes temprana edad”.
Los manifestantes hicieron referencia a la contaminación de la Ciénaga junto al poblado. Ellos dicen que esa contaminación ha perjudicado la pesca, que es la actividad de la que derivan el sustento la mayoría de las familias.
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