Popayán, 17 de septiembre de 2020.- Este jueves, personas identificadas como pueblos indígenas del Cauca, derribaron la estatua de Sebastían Belalcázar, el fundador de las ciudades colombianas de Popayán y de Cali. El hecho ocurrió en el Morro de Tulcán un sitio turístico de Popayán, y para ellos realizaron un “juicio” previo.
El condenado es Sebastián de Belalcázar, un militar y explorador español, nacido en 1480. En 1536, al mando de 200 españoles y con el apoyo de 6000 indígenas, fundó las hoy ciudades de Cali y Popayán.
La policía colombina estuvo presente durante el hecho, pero no intervino.
El juicio
Al parecer el juicio contra Belalcázar, el fundador de Cali y Popayán; fue en rechazo a las masacres, muertes y despojos de tierras, a comuneros de los pueblos Misak, Nasa y Pijao; que, según los participantes de esa actividad, hace 484 años sufrieron los habitantes de Popayán.
Eduin Mauricio Capaz, coordinador del área de Derechos Humanos de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca; hizo un paralelismo entre la colonización de Popayan por parte de Belalcázar, y las muertes de colombianos a manos de los grupos armados irregulares que hoy se disputan el Cauca. “El cansancio de los pueblos es evidente, (y) hoy nuestros hermanos Misak después de anuncios de movilizaciones han dado un primer paso. No nos han dado más opción que manifestarnos. Ante el inminente proyecto de muerte, renace la movilización por la vida”, dijo.
En ese mismo sentido, un vocero del Consejo Regional Indígena del Cauca, explicó; que hasta la fecha se registran 55 masacres en el país y ya están cansados de que “la muerte en los territorios pasee en caballo, en moto, en camionetas, en helicópteros y se lleve vidas, sentires, personas…” Explicó que tumbaron la estatua porque “ese hombre, montado en su caballo es el símbolo…”.
En la actividad para derribar la estatua del fundador de Cali, también estuvo el senador indígena Feliciano Valencia; quien dijo que con la destrucción de ese monumento “cae un símbolo de 500 años de humillación y dominación a los pueblos originarios”.
La presidenta nacional del movimiento político (Mais), Martha Peralta Epieyú, también estuvo presente; y aseguró que el sitio donde estaba la estatua era “un sitio sagrado para los Misak; y en su lugar, debe ir un monumento del cacique Payán, a quien la ciudad le debe su nombre”.
La representante de Mais dijo también que con el derribamiento de esta estatua, “Reivindican la memoria de sus ancestros asesinados y esclavizados por las élites. (Y) también en señal de protestan contra las amenazas que han recibido”.
La reacción del alcalde de Popayán
Al conocerse la destrucción del monumento turístico, el alcalde de Popayán, Juan Carlos López Castrillón, se pronunció repudiando la acción; y anunciando que la estatua será restaurada.
Sobre el tema reflexionó diciendo que “Las discusiones sobre nuestras diferencias culturales pueden darse y siempre hemos estado dispuestos (…); pero no podemos justificar que la violencia se convierta en un instrumento para expresar nuestros desacuerdos”.
Al parecer el derribo de la estatua fue el acto culminantes de una marcha por las calles de Popayan.
Otro anuncio que hicieron los promotores de la actividad, fue la reactivación de la minga (marchas y protestas) del Suroccidente. Anunciaron que en octubre “se levantarán con más fuerza; para llamar a un juicio político al actual gobierno del Centro Democrático y el presidente Iván Duque”.
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