Bogotá, 23 de agosto de 2020.- Tres nuevas masacres ocurridas en Colombia, hacen que sus ciudadanos se pregunten si «¿ha vuelto la guerra civil no declarada, que afectó al país durante décadas?».
La pregunta es pertinente, pues: El pasado viernes 21 de agosto, cinco personas resultaron asesinadas en una zona rural de Arauca; seis víctimas más la noche del mismo día en El Tambo Cauca; y otras seis murieron en una tercera masacre la madrugada del sábado en la zona de Tumaco Nariño. En total, son 17 las personas asesinadas en menos de 24 horas.
La situación hizo que el presidente Iván Duque expresara en Twitter: “Nos duelen los muertos que deja la violencia producto de narcotráfico y terrorismo”; Al tiempo que presentó cifras del Ministerio de Defensa, según las cuales entre el 2010 y el 2018 hubo 189 “homicidios colectivos”; mientras que entre 2019 y 2020 han ocurrido 34 masacres.
El presidente, claramente preocupado por la situación, muestra una comparativa para llamar a la calma; y advierte que va a intensificar los esfuerzos del estado contra los grupos armados irregulares. “Seguiremos combatiendo a disidencias de Farc, Eln, ‘clan del Golfo’, carteles y otros”, dijo Duque.
Panorama complicado
Pero el panorama es aún más complicado: El 11 de agosto, cinco jóvenes fueron encontrados en un cañaduzal en el oriente de Cali; y el sábado 15 de agosto, ocho jóvenes fueron asesinados por estar en una fiesta durante la cuarentena, en Samaniego Nariño. Con estos dos casos, son 5 las masacres en 11 días, y el saldo fatal se ubicó en 30 víctimas.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Defensa, entre 2015 y junio de 2017 hubo 29 masacres con 120 víctimas; Y sin incluir las últimas 5 masacres a que hacemos referencia, entre 2018 y junio de 2020 hubo 41 masacres con 210 víctimas.
En contraste con los datos del Estado colombiano, la oficina local de las Naciones Unidas, dijo el lunes que en 2020 ha documentado 33 masacres; y realizó un llamado al gobierno colombiano para que implemente políticas pública para el desmantelamiento de las organizaciones criminales y sus redes de apoyo.
Lo anterior deja claro; que pese al acuerdo de paz entre el estado y las Farc; la violencia y las masacres nunca se fueron de Colombia; solo disminuyeron en 2014, pero paulatinamente han vuelto; Especialmente con el reinicio de actividades bélica de los disidentes de las Farc; y el aumento de grupos armados dedicados a mantener la producción de coca, y tráfico de drogas.
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