San José de Cúcuta, 4 de marzo de 2020.- El grupo guerrillero colombiano ELN está consolidando su control del territorio fronterizo de Venezuela con Colombia, entre la población de San Antonio del Táchira y Boca de Grita, frente a Puerto Santander.
El control de este territorio se evidencia en la proliferación de denuncias de campamentos, y la presencia cada día mas evidente, de miembros de ese grupo armado en actividades de control social de la población, y el cobro de vacuna a los comerciantes de la región.
Un campamento en Ureña
Esta misma semana, los vecinos de la población fronteriza de Ureña en Venezuela, denuncian que en la zona de El Vallado existe un campamento guerrillero del ELN, en el que se encontrarían 24 mujeres y más de 30 hombres secuestrados.
El informe divulgado por el diario colombiano La opinión, afirma que el lugar sería una hacienda grande, con caballerizas adaptadas para mantener a los rehenes, los que son obligados a permanecer en ropa interior. El reporte también dice que el lugar tiene poco mobiliario y hay mucha disciplina. A los rehenes no se les permite conversaciones, se les da solo 10 minutos de sol, y 5 minutos para bañarse.
Según ese reporte, el campamento estaría manejado por dos personas de nacionalidad cubana, una de ella, una mujer apodada “Doña Cuba”. El lugar, supuestamente cuenta con los servicios de 90 venezolanos que cumplen labores de vigilancia por la suma de 500 mil pesos semanales.
Esta denuncia se suma a otras similares que permiten a las autoridades colombianas, confirmar que el ELN ha consolidado el control de la franja fronteriza venezolana entre San Antonio del Táchira y Boca de grita frente al Puerto Santander en Colombia.
La lucha por el control de esta zona, es de vieja data, pero a raíz de los acontecimientos de febrero de 2019, donde la población local se puso abiertamente a favor de las fuerzas políticas contrarias el régimen de Maduro, se desató una guerra por el control territorial donde de acuerdo a los locales, el ejército venezolano ha tomado parte por la guerrilla; para que esta le sirva como aliada en la vigilancia fronteriza, o la ejecución de incursiones dentro de territorio colombiano, sin verse directamente inmiscuida en violaciones territoriales.
La lucha ha sido muy cruenta
Desde que se firmó la paz con las Farc en Colombia, la población de Ureña en Venezuela estuvo controlada por sus propios habitantes, que se organizaron clandestinamente como paramilitares. De allí surgieron esos apodos como los rastrojos y los urabeños; que en realidad eran simples vecinos de la región, armados y dedicados al contrabando binacional, de gasolina, carne, queso y otros productos de interés. El frustrado intento de ingresar ayuda humanitaria a Venezuela, mostró al régimen de Nicolás Maduro, que su control de Ureña y otras poblaciones fronterizas con Colombia era precario, y algunas veces simbólico. Ante esa realidad, el régimen instruyó a Freddy Bernal, corregir la situación.
Para cumplir con la tarea, Bernal recurrió a la estructura del PSUV y sus colectivos armados, en esta franja fronteriza. Pero al no poder solos estos contra los grupos paramilitares organizados en las poblaciones, fue necesario aprovechar los excelentes lazos del PSUV con grupos guerrilleros como el ELN; que durante años se han escondido del lado venezolano de la frontera, fuera del alcance de la policía y ejército de Colombia.
Así, desde mediados de 2019, se han suscitado combates por el control territorial, liderado por el ELN y Colectivos del PSUV; y en muchos caso con el apoyo del ejército de Venezuela.
El año pasado, durante todo el segundo semestre del año, del lado venezolano se dio una especie de limpieza social de la región fronteriza, donde muchas voces abiertamente opositora al régimen de Maduro, fueron acusadas de ser paramilitares «Rastrojos». De esa forma, cualquiera acusados de ser rastrojo, lo fuera o no, se vio obligado a huir de su casa, o enfrentar al SEBIN, los colectivos armados, o al propio ELN.
La limpieza social en Venezuela
Según testimonios de vecinos en Ureña y Boca de Grita, de los acusados de ser Rastrojos, muchos están hoy detenidos en calabozos del SEBIN, o en sitios como el supuesto campamento que se menciona en el reporte sobre Ureña. Y otros con menos suerte, «han aparecido ejecutados en linderos con Colombia» describe Juan Carlos (que pide proteger su identidad por miedo a represalias).
Sean realmente, miembros o no de un grupo Paramilitar, los habitantes de estas poblaciones fronterizas de Venezuela tiene prohibido hablar mal del régimen en público, y los contrabandistas deben someterse al control del ELN y los colectivos si quieren mantener sus operaciones. La prensa regional y el equipo de corresponsal de PDC en la zona, ha documentado estas denuncias. Pero además, esta situación es fácilmente observable en la manera como han comenzado a cobrar impuesto a todos los cargadores que habitualmente trabajan cruzando mercancía por los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander
Nadie sale sin permiso de ELN
En San Antonio del Táchira, recientemente se dio un hecho que muestra la realidad que se vive en esa población. En el terminal de pasajeros, unos buses que debían partir al interior de Venezuela a las 7:30 pm, no habían salido a las 9pm de la noche; de manera que los pasajeros se quejaron ante los chóferes y autoridades del terminal. Y por tanto, el alboroto llamó la atención de muchos otros usuarios en el terminal.
Para resolver la situación, y convidados por los usuarios, la Guardia (GNB) intervino para ordenar a los chóferes, la partida de los buses; pero los conductores se negaron. Ya ante los ánimos caldeados de los pasajeros, uno de los chóferes les advirtió el problema: “señores, aquí no manda gobierno, ni policía, ni guardia. Aquí manda la guerrilla, y hasta que ellos no me den orden de salir, yo no me muevo”. Los pasajeros sorprendidos por la aclaratoria, se calmaron; y a las 9:30pm se aparecieron dos personas vestidas con insignias del PSUV, para ver el bus y autorizar la salida del mismo.
«Ya nos dieron permiso señores» dijo el chófer antes de iniciar el viaje.
Presencia evidente
Efectivamente, en alianza con consejos comunales del PSUV de Venezuela, la guerrilla del ELN suele convocar a reuniones extraordinarias obligatorias con vecinos y comerciantes de San Antonio, para darles instrucciones. En esas reuniones, los supuestos voceros de la guerrilla dicen que su preocupación es la seguridad. Este mismo discurso lo observamos en las reuniones que hacen los colectivos armados en el 23 de enero de Caracas. Así, la guerrilla en San Antonio, al igual que los colectivos en Caracas, toma control efectivo de territorios, con la excusa de estar brindando seguridad ciudadana.
Pero la presencia de la guerrilla tiene un costo, los ciudadanos pasan a ser miembros de una comuna, donde deben rendir apoyo al régimen de Maduro, o abstenerse totalmente de todo activismo u opinión publica contra el mismo.
En Colombia también
La presencia del Eln va más allá de esta franja fronteriza en Venezuela, a pocos metros, en propio territorio colombianos, en zonas como Juan Frio, antiguo bastión paramilitar, ahora es común ver miembros colectivos de San Antonio. Así ellos pueden castigar a los vecinos de San Antonio, durante el día, y de noche van a dormir tranquilamente a la seguridad del territorio colombiano.
En otras zonas del municipio colombiano de Villa del Rosario, y el de Cúcuta, la presencia de la guerrilla se notó recientemente, en una ola de pintas y artefactos explosivos, que muchos apuntan como origen en el territorio venezolano. Los grupos guerrilleros colombianos aliados del régimen de maduro, están poco a poco cobrando impuesto al comercio de estos municipios. Así, muchos que se niegan, optan por cerrar sus negocios e irse a otras regiones de Colombia. De esta forma, los habitantes colombianos y venezolanos del Cúcuta y Villa del rosario, pierden fuentes de empleo.
Saverio Vivas es Corresponsal de PDC en Colombia
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