Por: Gearóid Ó Loingsigh |
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció en un Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia (CNPRC) que el Estado no tenía fondos suficientes para cumplir con el Acuerdo de La Habana firmado con las FARC.[1] La situación parece tan grave que según el mandatario demorarán unos 125 años en cumplirlo.
Hay unos puntos en que tiene razón pero sólo si ignoramos lo más obvio: la naturaleza misma del Acuerdo. Él alude a eso y hace unas preguntas retóricas, pero son preguntas que se deben hacer de verdad, no como ademán de su oratoria, sino como preguntas a las FARC, a Santos y a todos los que promovieron el acuerdo nacional e internacionalmente. Petro pregunta “¿se firmó ese Acuerdo con la intención de aplicarlo o con la intención de desarmar a las Farc y, después, a la colombiana, refundir todas las cosas?”[2]
Pues, obvio mijo. Eso se veía venir. En su momento se lo dijimos y los que criticamos a ese acuerdo se nos acusaron de querer la guerra, obviando que muchos de nosotros nunca habíamos participado ni apoyado siquiera la guerra. Era un debate que no querían tener. Durante un proceso poco abierto, negociado a puerta cerrada, se decía, en medio de la euforia del momento de la firma y las fiestas en plaza pública con pantallas enormes en las calles para no perderlo que las críticas no eran bien recibidas. Eran como decía chistosamente un viejo compañero de lucha, menos gratos que un pedo en un traje espacial.
Petro siguió y planteó algo que seguramente él cree es muy importante.
Yo sí quiero aplicar el Acuerdo de Paz, pero el Acuerdo de Paz vale 150 billones. Si lo firmó el gobierno de Santos a nombre del Estado y la sociedad queda ahí representada, entonces, díganme ¿de dónde voy a sacar 150 billones?[3]
Hay una respuesta fácil a esa pregunta. La plata se saca de la misma fuente que Uds. (en eso incluyo a Petro) pensaban cuando se firmó el Acuerdo en 2016. No pregunten de donde van a sacar la plata, sino dígannos de donde pensaban que la iban a sacar en 2016. Senadores como Iván Cepeda quien jugó un papel importante en el proceso puede señalarnos de dónde. El costo de ese acuerdo era obvio desde el primer día, este problema no es nuevo y es poco creíble que Petro y su bancada en el Congreso acaban de darse cuenta de cuánta plata hacía falta. Pero la verdad es Petro, Cepeda querían terminar con las FARC y refundir las cosas luego. Todos sin excepciones. O de lo contrario que nos digan de donde pensaban ellos sacar la plata.
El excomandante de las FARC, Timochenko dijo que la guerra a las FARC (excluye de entrada a todas las demás guerrillas que ha habido) costó 411 billones y los 150 de Petro es un costo ínfimo comparado con la posibilidad de un país en paz. Algo de razón tiene, salvo que el problema no es de plata ni montos, sino del Acuerdo en sí y la perspectiva de ellos que lo que hace falta es plata y no cambios políticos. El Acuerdo de La Habana se lee como una lista, un pliego de peticiones y aun así muy impreciso en eso. Se crearía un fondo de tierras de 3 millones de hectáreas pero no se dice dónde y lo dejó al antojo del gobierno de turno.
Así Petro anuncia que cumplirá esa parte comprando tierras a los ganaderos. Los mismos ganaderos cuyo vocero José Felix Lafaurie reconoció que los afiliados de Fedegan, los arroceros y varias multinacionales financiaban a los paramilitares.[4] No le pasó nada, ni a él ni a. los 10.000 ganaderos quienes firmaron una carta abierta donde reconocieron su delito.[5] En ese momento se argumentaba que la Fiscalía no tenía como procesar a tanta gente. No era cierto, el delito se reconoció públicamente y también decían que no había donde poner esos 10.000 criminales. Tampoco era cierto. Según las cifras del INPEC y los cálculos de la Corporación Excelencia en Justicia en 2006, las cárceles de Colombia tenían una capacidad para 52.414 presos con 60.021 personas en las cárceles. Para 2011, esa cifra llegó a una capacidad para 75.620 presos con una población reclusa de 100.451. Es decir, lograron meter a 40.000 presos pobres más en condiciones de hacinamiento, pero no tenían espacio para 10.000 paramilitares y sus secuaces. En 2006, había 19.353 presos sindicados.[6] Un poquito de creatividad con el abuso judicial de la prisión preventiva para los sindicados y pudieron haber metido a los financiadores de los paramilitares sin problemas. La población carcelaria llegó a la cifra de 125.000 presos, en condiciones de hacinamiento mientras otros deambulaban por sus fincas a pesar de haber reconocido su delito.
Lo que faltaba era voluntad. Pero en vez de gastar dinero comprando tierras a paramilitares y sus financiadores, Petro podría confiscar la tierra de esos 10.000, entre otros. No cuesta tanto. Hay otras medidas que se puede tomar en aras de la paz, la justicia y la verdad. Petro puede pedir en extradición a la junta directa de Chiquita quienes ya pagaron una multa de 25 millones de dólares en los EE.UU. después de reconocer el delito de financiar a los grupos paramilitares. No cuesta más que el envío de la solicitud. Hay otras medidas que tienen algún costo burocrático como obligar a las entidades cumplir con las sentencias de restitución de tierras, algo que no está pasando. También sólo falta voluntad política.
El enfoque de Petro es el mismo enfoque que tenían las FARC y el gobierno de Santos, y demás pazólogos, hoy día congresistas: es una cuestión de plata. Pero no, así no es. Es una cuestión de devolver tierras, resucitar organizaciones, garantizar el ejercicio de los derechos. También es desmontar el ESMAD. Cuesta más plata darle otro nombre y limpiar su imagen, como Petro está haciendo, que abolirlo. Quería comprar aviones de guerra con un costo de más de 3.150 millones de dólares. Debido a la reacción pública se desasistió de la idea pero sí compró el sistema de defensa área Barak MX fabricado por Israel por un costo de 131.2 millones de dólares.[7] También compró 18 howitzers de Israel por un costo de 101.7 millones de dólares.[8] Esos sistemas son para guerras convencionales entre países, no sirven contra la insurgencia, es decir, son juguetes para los militares. Quizás los usarán en caso del golpe de estado que los seguidores de Petro anuncian a cada rato. Así pasó en Chile.
Entonces ¿hay plata o no hay plata? Y ¿qué va a hacer con las cosas que no cuestan mucho? ¿Por qué no reduce los sueldos extravagantes de los magistrados de la JEP quienes hasta la fecha no han producido mayor cosa? En fin, por lo menos se reconoce a medias lo que siempre se decía, el proceso de paz y el Acuerdo de La Habana fueron una burla a las víctimas del conflicto colombiano. El único propósito era quitar a las FARC de en medio, sobre todo en zonas con petróleo y otros recursos naturales. Nadie, pretendía resolver nada de fondo en el país y aquí estamos con el cuento que falta plata cuando realmente lo que faltaba durante todo el proceso eran posturas políticas claras.
[1] El Espectador (12/04/2023) Petro asegura que no hay recursos para cumplir el Acuerdo de Paz ni para víctimashttps://www.elespectador.com/colombia-20/paz-y-memoria/petro-afirma-que-no-hay-dinero-para-acuerdo-de-paz-ni-para-indemnizar-a-victimas-del-conflicto/
[2] Ibíd.,
[3] Ibíd.,
[4] El Cambio No 704 diciembre 2006/enero 2007 Diez Preguntas (Entrevista con José Félix Lafaurie pág 48)
[5] El Espectador (17/12/2006) La hora de los ganaderos, pág 2A
[6] CEJ (2018) Evolución de la población reclusa en Colombia https://cej.org.co/sala-de-prensa/justiciometro/evolucion-de-la-poblacion-reclusa-en-colombia/
[7] Defence News (05/01/2023) Colombia buys Israeli-made Barak MX air defense system. José Higuera. https://www.defensenews.com/land/2023/01/05/colombia-buys-israeli-made-barak-mx-air-defense-system/
[8] Defence News. (06/01/2023) Colombia picks Elbit’s Atmos howitzer over Nexter’s Caeser. José Higuera https://www.defensenews.com/land/2023/01/06/colombia-picks-elbits-atmos-howitzer-over-nexters-caesar/
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