Caracas 22 de noviembre de 2020. La ONG Una Ventana a la Libertad, denunció los castigos que estarían recibiendo algunos reclusos del Centro de Formación para el Hombre Nuevo “El Libertador”, conocido generalmente como el penal de «Tocuyito» (Carabobo), luego de que un grupo de presos mataran y posteriormente se comieran a una perra de raza rottweiler, que pertenecía al antiguo director de ese centro penitenciario.
Rubén Bolívar Idrogo /Una Ventana por la Libertad
El animal, una perra Rottweiler, a la que llamaban “la niña” o “princesa”, y que era propiedad del anterior jefe de este penal, fue sacrificada y devorada por varios presos, quienes ahora pagan las consecuencias por el hecho cometido.
El disgusto o indignación, sostienen los familiares de los privados de libertad, es porque ellos les llevan alimentos para que coman algo mejor, pero por órdenes superiores, los subalternos o custodios, echan para atrás hasta más de la mitad la comida que con esfuerzo logran comprar por la situación crítica que viven todos en el país.
Un adulto mayor que tiene un hijo en el Centro de Formación para el Hombre Nuevo “El Libertador”, aseguró que eso de permitir un mínimo de productos no es todo: “Aquí los que reciben la comida se quedan con una parte. No entregan los paquetes completos. Cuando toca visita y hablamos con nuestro familiar, nos enteramos que les faltó algo. Las catalinas o tortas no las entregan completas, siempre se agarran tres o cinco”.
Una madre agregó: “Uno hace el sacrificio de donde uno no tiene ya que todo es muy costoso para uno llevarles sus cosas a ellos, para que vengan estos uniformados a tomar algo que es ajeno. Agarrar lo que no es tuyo es un delito”.
Mientras que otra denunció, que los custodios o personas que revisan las comidas agarran una parte y lo digo porque me ha pasado. La paquetería de la semana pasada a mi hijo le quitaron parte de su comida; le dejaron el envase casi vacío. Le robaron un pan andino de dos que le había llevado. Las catalinas que vienen 10 en el paquete le dejaron cinco. Juegan con el hambre de esos muchachos. Que Dios los reprenda porque son perversos, inhumanos y sin corazón”.
En cuanto a los que están involucrados en el sacrificio de la mascota del antiguo director del penal, una señora sostuvo que “a los chicos que se comieron al perro fueron castigados. Están en reflexión”.
Temen que por lo acontecido “les hayan dado una pela. La gente del penal sabe que lo que tienen es hambre y encima los castigan inhumanamente. Claro, está mal lo que hicieron con ese animal pero el hambre desespera; más si tienen tiempo sin comer una comida completa. Ahora ni les darán la aguada de arroz que le reparten a todos”.
Algunos familiares piensan que mantenerlos desnutridos es una estrategia para que los privados de libertad no protesten porque no tienen fuerza para hacerlo. “Son miles de presos que tiene ahí. Según orden de la nueva ministra, a los privados de libertad solo se les puede dar diario una comida y un pan”.
Parientes de los presos manifestaron sentirse culpables por lo que les pasa, pero, qué pueden hacer, si ellos también reciben lo suyo. “Sí señor, a nosotros también nos humillan y nos quedamos callados para que no la agarren con nuestro familiar que está ahí”.
Le recuerdan al director del Centro de Formación para el Hombre Nuevo “El Libertador” y a todo el personal de acuerdo al organigrama de esa institución, que se lean el artículo uno del Código Orgánico Penitenciario: El privado o privada de libertad tiene derecho “a un trato humano digno, entendiéndose por ello el respeto a su integridad física, psicológica y moral por parte de todas las autoridades que conformen el sistema penitenciario”.
Con información de Punto de Corte.